La Belleza de lo Esencial – El monocromo
Los colores, aunque hermosos y necesarios, muchas veces vienen cargados de simbolismos, emociones y experiencias personales que afectan nuestra interpretación de una fotografía. El rojo puede evocar pasión o peligro; el azul, tranquilidad o frialdad; el amarillo, alegría o advertencia. Sin darnos cuenta, nuestra mente asocia automáticamente estos tonos con recuerdos y emociones, desviando nuestra atención de lo que realmente importa: la expresión pura de la imagen. Al eliminar el color, el blanco y negro nos ofrece una especie de lienzo limpio. Nos obliga a centrarnos en los detalles que, de otro modo, podrían pasar desapercibidos: la textura de una piel, las líneas que definen una arquitectura, la profundidad de una sombra o la intensidad de una mirada. Nos enfrenta con la imagen en su forma más desnuda y honesta.
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Marta Belver

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